2.1. La Biblia prueba los 7 sacramentos.

2.1. La Biblia prueba los 7 sacramentos.


La Santa Biblia prueba los 7 Sacramentos de la Iglesia Católica, estos son el Bautismo, la Confirmación, La Penitencia (Confesión), la Eucaristía, el Matrimonio, la Orden Sacerdotal y la Extremaunción. Aquí encontrará muchísimas citas bíblicas que prueban las enseñanzas de la Iglesia Católica.


Bautismo.
Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Mateo 28, 19

Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Mateo 16, 15

Jesús le contestó: En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Juan 3, 5

Pedro les contestó: Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hch. 2, 38

Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplicó: "Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa." Y nos obligó a ir. Hch. 16, 15

En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos. Hch. 16, 33

Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre. Hch. 22, 16

¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Rom. 5, 3-4

¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Crispo y Gayo! Así, nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre. ¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro. 1 Cor. 1, 13-16

Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. 1 Cor. 6, 11
Este versículo hace referencia claramente al bautismo, aunque no aparezca escrita la palabra.

Sepultados con Él en el bautismo, con Él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos. Col. 2, 12

A ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo. 1 Pe 3, 21



Confirmación.
Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran al Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en nombre del Señor Jesús. Entonces les imponías las manos y recibían el Espíritu Santo. Hechos 8, 15-17; 19, 5-6
Este versículo prueba claramente el Sacramento de la Confirmación y además prueba la forma de recibirlo: "Entonces les imponías las manos y recibían el Espíritu Santo", como cuando el obispo impone sus manos sobre los candidatos a recibir la Confirmación.

Mientras estaban ccoelebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: "Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado." Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron. Hch. 13, 2-3

Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; les preguntó: "¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?" Ellos contestaron: "Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que exista el Espíritu Santo." Él replicó: "¿Pues qué bautismo habéis recibido?". "El bautismo de Juan", respondieron. Pablo añadió: "Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, o sea en Jesús." Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Hch. 19, 1-6
Este versículo vuelve a probar el Sacramento de la Confirmación y el momento de recibirlo: "¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?".


Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones. 2 Cor. 1, 21-22
Este versículo vuelve a probar el Sacramento de la Confirmación y la forma de recibirlo: "nos ungió".


En Él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa. Ef. 1, 13
Este versículo prueba que este Sacramento debe ser recibido "tras haber creído en él (en el Evangelio)".

Por eso, dejando aparte la enseñanza elemental acerca de Cristo, elevémosnos a lo perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del arrepentimiento de las obras muertas y de la fe en Dios; de la instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las manos; de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Heb. 6, 1-2



Euraristía.
Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo." Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados." Mt. 26, 26-28
Este versículo prueba claramente el Sacramento de la Eucaristía. Si quiere más información puede leer nuestros artículos: 2.4 La Biblia prueba la Santa Misa y la transustanciación. y 2.25 La Biblia prueba que Jesucristo está verdaderamente presente en la Eucaristía.

Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, y dijo: "Tomad, este es mi cuerpo." Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: "Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Mc. 14, 22-24

Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: "Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío." De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros." Lc. 22, 19-20

Ellos entonces le dijeron: "¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: "Pan del cielo les dio a comer." Jesús les respondió: "En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan." Les dijo Jesús: "Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed." Jn. 6, 30-35

Discutían entre sí los judíos y decían: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Jesús les dijo: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre. Jn. 6, 52-58
Este versículo prueba de forma irrefutable que el Nuestro Señor Jesucrito dijó claramente que debemos "comer su carne y beber su sangre". No en un sentido figurado, sino en sentido literal. Este versículo prueba de nuevo la Santa Misa y la transustanciación. Si quiere más información puede leer nuestros artículos: 2.4 La Biblia prueba la Santa Misa y la transustanciación. y 2.25 La Biblia prueba que Jesucristo está verdaderamente presente en la Eucaristía.

La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan. 1 Cor. 10, 16

Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: "Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en memoria mía." Asimismo también la copa después de cenar diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío." Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. 1 Cor. 11, 23-29
Este versículo prueba de nuevo la Santa Misa, "hacedlo en memoria mía", "hacedlo en recuerdo mío" y además advierte de que para poder tomar el cuerpo y beber la sangre de Nuestro Señor, debemos hacerlo dignamente ya que si no se "come u bebe su propio castigo".


Penitencia, confesión o reconciliación.
Jesús les dijo otra vez: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío." Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Jn. 20, 21-23"

Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas. Hch. 19, 18

Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que sean salvos. Santiago 5,16

Y a quien vosotros perdonéis, también yo le perdono. Pues lo que yo perdoné -si algo he perdonado- fue por vosotros en presencia de Cristo, para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos. 2 Cor. 2, 10-11

Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!. 2 Cor. 5, 18-20
Este versículo prueba claramente de nuevo la institución del Sacramento de la Reconciliación, que es la confesión ante un sacerdote que es el intermediario entre nosotros y Dios.

Si decimos: "No tenemos pecado", nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. 1 Jn. 1, 8-9


Matrimonio.
Jesús les dijo: “De manera que ya no son dos, sino solo una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre. Mateo 19, 6
Este es el versículo que mejor prueba el Sacramento del Matrimonio y su indisolubilidad.

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Gén. 2, 24

También se dijo: "El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio." Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto en caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio. Mt. 5, 31-32
Este versículo de nuevo prueba el Sacramento, ya que para pueda haber adulterio tiene que existir previamente un matrimonio entre un hombre y una mujer.

Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido. Por eso, mientras vive el marido, será llamada adultera si se une a otro hombre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no es adultera si se casa con otro. Rom. 7, 2-3

En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido. Que el marido dé a su mujer lo que debe y la mujer de igual modo a su marido. No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia.   1 Cor. 7, 1-5

La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos. Ef. 5, 3
Este versículo prueba de nuevo el Sacramento, ya que para que se dé la fornicación, deben existir relaciones fuera del matrimonio, sino esto no existiría.

Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios. Heb. 13, 4


Orden sacerdotal.
Subió a un monte y llamando a los que quiso, vinieron a Él, y designó a doce para que le acompañaran y para enviarlos a predicar. Marcos 3,13-15
Consta expresamente en la Sagrada Escritura que Cristo hizo de los Apóstoles una elección especial.

No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. Juan 15,16

Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones y háganlas mis discípulos, bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y enséñenles a obedecer todo cuanto les he mandado a ustedes. mateo 28,19-20

Como mi Padre me envió, así yo los envío a ustedes. Juan 20,21

Los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos. Hch. 6, 6
De nuevo este versículo prueba el Sacramento y también la forma de ordenar a los sacerdotes: "les impusieron las manos".

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28,20
Esta finalidad sería inalcanzable si los poderes terminaran con la muerte de los Apóstoles, y por eso Cristo les mandó que los transmitieran, y así lo entendieron y practicaron desde el principio:

Impusieron las manos sobre algunos, elegidos específicamente. Hechos 6,6; 13,13

Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 1 Corintios 4,1
Este versículo prueba que los "servidores de Cristo", los sacerdotes, son "administradores de los misterios de Dios", es decir, de los Santos Sacramentos.

Jesús les dijo otra vez: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.". Jn. 20, 21-22

Ellos, pues, enviados por la Iglesia, atravesaron Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles y produciendo gran alegría en todos los hermanos. Llegados a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia y por los apóstoles y presbíteros, y contaron cuanto Dios había hecho juntamente con ellos. Hch. 15: 3-4

Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con la sangre de su propio Hijo. Hch. 20, 28

Es cierta esta afirmación: Si alguno aspira al cargo de epíscopo, desea una noble función. 1 Tim. 3, 1

No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros. 1 Tim. 4, 14

Los presbíteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneración, principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza. 1 Tim. 5, 17

Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 2 Tim. 1, 6

El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené. Tit. 1, 5


Extremaunción.
Si alguien está enfermo, que llame al sacerdote de la Iglesia para que ruegue por él, ungiéndolo con aceite en el Nombre del Señor, la fe y la oración sanara al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados. Santiago 5, 14-15.
Este versículo clamente prueba el Sacramento de la Extremaunción, su forma de administrarlo: "ungiéndolo con aceite en el Nombre del Señor" y su función "si hubiera cometido pecados, le serán perdonados".

Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Mc. 6, 5

Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Mc. 6, 12-13